-mi derecho es cruzar el semáforo en verde, -pero es secundario a mi deber de pensar.
Porque ante el semáforo en verde, primeramente debo pensar si solo eso protege mi vida.
Es que alguna vez cruzó o cruzará en rojo, o está cruzando en rojo, ya no un otro ser humano como yo, -atento o desatento-, sino, por ej., un caballo (que por otra desatención humana ingresó a la zona de semáforos de la urbe).
Existo, pienso, puedo seguir existiendo.
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